Misterio en la isla de los monstruos (1981)

Misterio en la isla de los monstruos - Cartel

Misterio en la isla de los monstruos
Banderas - EEUU Banderas - España
Año:
1981
Duración: 100 min.
Género: Aventuras y Comedia
Director: Juan Piquer Simón
Actores: Terence Stamp, Peter Cushing, Ian Sera, David Hatton, etc.
Más datos en la IMDB

Minisinopsis: El jóven Jeff quiere conocer mundo antes de contraer matrimonio con su prometida, Meg, así que su tío le enviará de aventuras a la isla que acaba de adquirir.

Si ya has visto la película, puedes seguir leyendo.

 

«¡Nooo, no me obligues a hacer una crítica de éstooo!»
«¡Me vendiste tu alma y ahora no puedes echarte atrás!» – Rayos y truenos de fondo.
«Ufff…» – Sudor frío… – «Como si no tuviese bastante con el enano rojo que me ordena quemar cosas, como para encima juntarme con el diablo…»

Por muy bien que me puedan caer los chicos de Blogcaspa, hay una cosa que no puedo tolerar, y es que se atrevan a decir que Juan Piquer Simón es el mejor director español de la Historia. Ésta es la tercera película que veo de este personaje; la primera fue La mansión de los Cthulhu (1990), un engendro que si se midiese por la caspa sería similar a una cabeza enterrada en una nevada; la segunda, por recomendación de Dani, fue Supersonic Man (1979), y suerte que las balas de mi pistola eran de fogueo porque ahora no lo estaría contando; y la tercera, como he dicho, es ésta. Juan Piquer Simón es un tipo que debería haber pertenecido a la generación de Amando de Ossorio pero que llegó tarde y se dedicó a hacer películas una o dos décadas más tarde de lo que debería de haberlas hecho. Pero lo peor no es que haya visto tres de sus películas, lo peor es que me he propuesto ver Viaje al centro de la tierra (1976) y no sé si saldré vivo, así que si no vuelvo en 30 minutos, llamad a la policía.

Y es que uno ve que ésta está basada en Escuela de robinsones de Julio Verne, ve a Peter Cushing y Paul Naschy en el reparto (lo de Terence Stamp es discutible) y se hace ilusiones. Luego ve al Simón como director y sospecha muuucho, pero muuucho, y cuando ve que también Anita Obregón aparece en la peli se le cae el mundo encima pero dice «bueno, quizá unas cosas tapen a las otras». ¡Iluso! De hecho, la cara que se te queda al ver la peli es ésta:

Misterio en la isla de los monstruos - fotograma01

Lo de involucrar a Peter Cushing en un proyecto como éste no tiene nombre. Supongo que su agente moriría poco después en extrañas circustancias. ¡Pero hombre, Peter Cushing, si necesitas hacer una película para comer, habérmelo dicho, que ya te hubiese comprado unos yogures del Lidl! Aún con éso, Cushing siempre será Cushing y, como su papel es más bien corto (William T. Kolderup), logra pasar desapercibido.
Paul Naschy aparece al comienzo de la película en uno de ésos papeles de tengo dos escenas y muero. Terence Stamp es el malo de la película (Taskinar) y lo hace de forma más o menos correcta. Hasta ahí, los actores que hacen papeles tragables.
El problema viene con el resto de la fauna. Lamentablemente, el peso de la película recae en Ian Sera (Jeff Morgan), actor de interpretación botulímica cuya primera película fue precisamente ésta y que debía de tener una estrecha relación con Juan Piquer Simón, porque salió en alguna más de sus películas -Dios los cría y ellos se juntan-; y David Hatton (Thomas Artelect), que era un actor mediocre pero que en esta película, acentuado por su papel, parece un actor bochornoso.
Y llegamos a la Obregón. De la Obregón sólo se puede decir que al menos no tiene que fingir que tiene 30 años, porque en esta película los tiene… aunque no los demuestre… ¿Actor’s studio? ¡Y un jamón, Anita!

Misterio en la isla de los monstruos - fotograma04

Por otro lado, cabe destacar el apartado sonoro. La música es lamentable, la mitad de los temas son de un western y la otra mitad de una comedia de Ozores. De los efectos de audio habría que destacar que en la Convención de Ginebra pone expresamente que está prohibido simular rugidos de monstruos con eructos y radios sintonizándose.

El guión es lo que es en todas las películas de Juan Piquer Simón. Porque, sí, Juan Piquer Simón, me has vuelto a engañar como lo hiciste en La mansión de los Cthulhu. Uno ve que está basado en la novela Escuela de robinsones de Julio Verne y se crea expectativas; sin embargo y, como siempre, la relación con la novela se reduce a que estaba en la estantería del guionista mientras escribía esta cosa. Mejor dicho, de los guionistas, porque son tres guionistas, a cada cual peor. Si había alguno bueno, desde luego ése día estaba de resaca.
Hay sobre todo cuatro cosas con respecto a los personajes que me pueden volver un loco homicida si vuelvo a ver esta película en otro momento de mi vida: Thomas Artelect, el polizón chino (Ioshio Murakami), Dominique Blanchard (Blanca Estrada) y el chimpancé, cuyo nombre artístico desconozco.
Al personaje de Thomas Artelect lo ataría a una silla, le metería palillos entre las uñas de las manos y los dedos y les prendería fuego, metería escarabajos carnívoros por su boca, le obligaría a contemplar la serie Yo soy Bea, le afeitaría el bigote con una motosierra y, para finalizar, le quitaría las gafas, las tiraría al suelo y saltaría sobre ellas. El ridículo coordinado de los guionistas y el actor es tan espantoso que hay que verlo para creerlo.
Algunas de sus frases más memorables son: «¡Un moncstruo, un moncstruo, me ha atacado un moncstruo!«, con «c» entre la «n» y la «s», sí.
«Y vístase, por favor, nunca se sabe con quién puede uno encontrarse«. Con éso estoy de acuerdo, sobre todo por los impúdicos zombies, que siempre van medio desnudos o hechos una ruina.
«En cuanto uno se aleja de San Francisco no encuentra más que monstruos y caníbales«. Sin comentarios.
O cuando Carefinatu (Gasphar Ipua) dice: «Alacanyu mulé» y Artelect le responde «¡Alacanyu mulé tu padre!«. Como vemos, un derroche de imaginación humorística por parte del guionista.

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Lo del polizón chino no tiene nombre. Para empezar, el actor es japonés y le dotan de un acento estúpido a más no poder en el que su vocabulario se reduce a «miselable chino» y otras cosas con «r» para que lo pronuncie «l» para provocar la carcajada del espectador idiota que hay en todos los cines; sí, ése que se ríe mientras todo el cine calla y que en lo más profundo, digo superficial, de su ser quiere que vuelva a la televisión Videos de primera en prime time.
Si el chino es insufrible, lo de la francesa Dominique Blanchard es para mear y no echar gota. Escuchar cosas como «Sientengse, no tagdagé, voy a ponegme cómoda y en seguida les prepago algo» en una película deberían ser causa más que suficiente de beatificación. A parte que si va a «prepagag algo«, supongo que será una tarjeta telefónica o una de regalo de El Corte Inglés, Zara o similar, que creo que es lo único de prepago que hay. Por supuesto, que no se me olvide, la tal naúfraga francesa que lleva viviendo un año en la isla se llevó su equipo de depilación completo, su rizador de pelo y pudo sintonizar Bricomanía para hacerse los muebles de la cueva, la jodida… Pero lo mejor es que tiene un loro y lo mejor de lo mejor es cómo lo llama: Perejil ¿Pero tú eres tonta o qué? ¿No sabes que no vas a pronunciar la erre y que jamás vas a poder decir bien su nombre? Obviamente, para ella es Pegejil.
Y por último el chimpancé que se le podría disculpar porque es un animal y hace lo que le dicen… nuevamente habría que matar a los guionistas, no por su inclusión, sino por lo que le hacen hacer…

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Al margen de los odiosos personajes, el guión es un alarde de estupideces insalubres que deberían de estar prohibidas por el Ministerio de Sanidad, el de Justicia y el Tribunal Internacional de La Haya. Sobre todas las cosas hay cuatro escenas dignas de lapidación en plaza pública:
La parte en la que Jeff, Artelect, Carefinatu y el chimpancé se ponen a adecentar la cueva y, oye, deben de ser ingenieros porque lo que a cualquier mortal le costaría una buena temporada, ellos lo hacen en dos minutos: que si fabrican muebles que se podrían vender en cualquier tienda colonial de ésas que tan de moda están, que si hacen cacharros de barro perfectos sin torno… lo que no sé es cómo no construyen un submarino nuclear y, más aún, por qué la película no se llama McGyver va a la jungla o similar.
La parte en la que Artelect se empeña en enseñarle buenas costumbres al chimpancé… sin comentarios.
Cuando la cueva es atacada por los tuareg-mosca (tiene tela) y nuestros héroes sacan toda la artillería que han construido: una ametralladora lanza-plátanos, catapultas de cocos y tirachinas de palos cuya acción es repetida una y otra vez para que parezca que había muchas máquinas. Decir lamentable es decir poco por muy original que sea la ametralladora.

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Pero la escena más imbécil que se puede contemplar en este «producto» es la que tiene como protagonistas a Jeff, Artelect, Carefinatu y Dominique cuando Jeff y Dominique se ponen a bailar mientras Artelect acciona un gramófono y Carefinatu hace ritmos con dos piedras. ¡¿Pero por qué tenía balas de fogueo en mi pistola?! ¡¿Por qué?! ¡Podría haber acabado con mi sufrimiento!

Misterio en la isla de los monstruos - fotograma09

Por desgracia, aún me queda comentar el apartado visual. Como la película es de monstruos, vamos con ellos. Los primeros que aparecen son los monstruos de la Laguna Negra, porque me podrás decir lo que quieras, Juan Piquer Simón, pero copiaste hasta el milímetro al monstruo de la Laguna Negra… o al menos lo intentaste y lo que te salió fue un amasijo de plástico mal hecho con los ojos pintados de blanco… De ser más cutre no hubiese existido. Luego tenemos a «Los algos» que no, no son los teletubbies de Cuatro, son tipos vestidos con trajes hechos de algas… seguramente serían japoneses porque a los nipones les encanta comer lechugas de agua salada. Por supuesto, en más de un momento se les ven las piernas de carne y hueso asomando por entre las algas. También la especie de dinosaurio que se encuentran en la selva y que, en una escala del 1 al 10 de similitud con el que aparece dibujado en el cartel de la peli, sacaría un 0 ó -1, es tan patética que sólo puedo dar mis condolencias a la esposa o esposo de quien lo diseñó. Éso sí, los gusanos de las cavernas son geniales, con sus chorrazos de vapor escupidos por la boca y sus cuerpos de plástico. ¡Oh, qué maravilla! ¡Dios, me estoy volviendo loco! ¡Qué cosas digo! ¡Que alguien me pegue un tiro ya!

Misterio en la isla de los monstruos - fotograma03 Misterio en la isla de los monstruos - fotograma07 Misterio en la isla de los monstruos - fotograma06 Misterio en la isla de los monstruos - fotograma08

Y luego tenemos a los «monstruos humanos», como los caníbales. Están obsesionados con los caníbales desde el momento en el que, nada más llegar a la isla, ven un esqueleto con una flecha clavada y deducen que hay caníbales… digo yo que los caníbales se hubiesen comido al sujeto después de matarlo y no lo hubiesen dejado por ahí tirado sin probarlo. Y los tuareg-mosca, otra intento de copia descarado del Simón de los moradores de las arenas de la saga Star Wars que hace que el circo de Angel Cristo sea considerado como Arte a su lado.

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¡Oh, pero no hay que preocuparse! Al final se dice que los monstruos son de una juguetería de San Francisco, así que está justificado que el plástico sea tan visible. ¡Y una mieeerda!

Sinceramente, me he dejado muchas cosas por comentar a posta porque no podía más… no sé ni cómo aguanté toda la película, mirad cómo me sacrifico por vosotros… snif… snif… El problema de ver una película que sabes que va a ser mala es que, cuando está hecha en serio con pocos medios es probable que puedas reírte un rato (The creeping terror, por ejemplo); lo que ocurre con las películas que tienen parte de comedia es que ni te ríes de los chistes porque son tan malos que tienen la gracia en la nalga derecha y parte de la izquierda, ni te ríes de lo cutre que es porque lo otro te ha llevado a tal nivel de desesperación que no te quedan fuerzas.
Ah, algo que no tiene desperdicio: el tema principal de la película fue interpretado o perpetrado, no sé, por el maravilloso y nunca suficientemente reconocido grupúsculo musical Regaliz. Ana Obregón, Juan Piquer Simón y Regaliz… todo junto… no me dejéis hacer algo parecido otra vez, por favor…

Cutrez técnicaEstrella 5
Cutrez guion�sticaEstrella 5
Cutrez visualEstrella 5
InterésEstrella 1
PuntuaciónGlobal - 2.0

11 Respuestas to “Misterio en la isla de los monstruos (1981)”


  1. 1 Mikilis noviembre 16, 2007 a las 9:50 pm

    Ví la pelicula hace muchos años, pero recuerdo que era mala como ella sola.Películas como esta jamás debieran haber sido realizadas.Es un subproducto, un burdo pastiche, un bodrio como pocos se han realizado.Para encontrar títulos tan malos comparativamente hay que irse al cine de Enzo G.Castellari con su Simbad ,protagonizado por Lou Ferrigno o su Tiburón 3, denunciada en los tribunales norteamericanos por plagio del filme de Spielberg.Misterio en la isla de los monstruos no es una película para niños.Es para subnormales…como mucho.

  2. 2 Jorge noviembre 17, 2007 a las 9:59 pm

    «Misterio en la isla de los monstruos no es una película para niños.Es para subnormales…como mucho.»

    No se puede decir más con menos palabras :)

  3. 3 Christian noviembre 27, 2007 a las 1:13 am

    «Pero lo mejor es que tiene un loro y lo mejor de lo mejor es cómo lo llama: Perejil ¿Pero tú eres tonta o qué? ¿No sabes que no vas a pronunciar la erre y que jamás vas a poder decir bien su nombre? Obviamente, para ella es Pegejil.»

    Jjajajajajajajjajajaj xDDDDDDDDDDDDDD tío, que alarde de de de superioridad humorística yo que sé, al final no sabía ni lo que estaba leyendo, de los mejores análisis que he leído xDD

  4. 4 Chirurico febrero 10, 2008 a las 12:27 am

    Si esta peli fuese japonesa la subirían a los altares.

  5. 5 yossarian julio 17, 2008 a las 1:04 pm

    También yo sufrí esta película.
    Pude verla en el cine de reestreno de mi barrio y, supongo que me reí en algún momento, igual que me reía con las pelis de Spencer/Hill. Pero era rematadamente mala!

    Cuántas joyas de este calibre llegué a ver en aquel cine.
    Suerte que la tele de la época compensaba sobradamente el nivel.

    Saludos

  6. 6 Pegaso octubre 10, 2009 a las 12:56 am

    Mmm…además si no me equivoco este no es su guión, ya lo conto Julio Verne en su momento…

  7. 7 alexis octubre 16, 2009 a las 1:25 am

    Tengo que decir que esta vez os habeis pasado bastante. Tanto el autor de la pagina como algunos otros comentarios. Creo que hay que ser más abiertos y saber captar ciertas irónicas sutilezas dentro de la apariencia (y digo sólo “apariencia”) meramente cutre de esta obra. Quizá se le escapan a la mayoria de la gente, pero aquí se dan no pocos elementos a considerar, que imprimen una innegable calidad artística e incluso intelectual a esta (libre) adaptación de Julio Verne. A saber:

    ¡¡¡QUE NOOOOO!!! ¡¡¡QUE ES BROMA!!!

    ¡Anda que, menudo Churrimangote! Y hasta me invento la palabra por no encontrar ninguna otra mejor en el diccionario…

    ¡¿Qué puñetas haces ahí, Peter Cushing?!

    Admirado Paul Naschy, de verdad: ¡Que bien que te maten ya al principio, sin casi haber tenido tiempo ni de darse cuenta de que eras tu!

    Anita (Obregón): … Pues que… nada. Que tu a seguir así maja. Besitos (por quedar bien)…

    ¡Que patética carnavalada de monstruitos de cartón reciclado de vertedero! ¡Que mongólica profusión de escenas absurdas con presuntos “gadgets” hechos de cañas y cordeles! ¡Que despliegue de despropósitos escénicos! Tanto más cuanto más pretendidamente “cómicos”…
    El caso es que, bastante antes de tener ocasión de ver la película, yo ya tenia la versión en cómic… ¡Y hasta esa no podia estar más mal dibujada!

    … Pero bueno: Que yo, en realidad, soy un enfermo de estas burradas… ¡Que hasta me están entrando ganas de volver a verla (que la tengo y todo)!… Que yo, a pesar de todo, sí que me rio incluso con barbaridades como esta. ¡Y que cualquier rato de estos me la vuelvo a poner!
    Aunqueeeee… Bien mirado, el personaje del “Tartelett” ese… ¡Uf!… La verdad es que ese, por si solo… ¡Sí que resulta demasiado insufrible como para aguantar lo demás a pesar de “el”!

  8. 8 Pier abril 20, 2010 a las 10:52 pm

    jaaaajajajajajaja. Y yo que soy bastante subnormal, descargándola en el ares, me acordé de ella, que la vi de pequeño un montón de veces, que me la tenía grabada en video mi madre. Claro, con 6 años me reía mogollón, pero ahora que le eché un vistazo por encima… jajajajajajajajajajajajajaja, me reí mas todavia!!! Que mala tio!! jaaaajajajajajajajajajajajajajajaj

  9. 9 jajajajaja abril 21, 2010 a las 11:55 pm

    jajajjaaja Todos criticais la peli de que si es mala y tal, pero si estais aquí por algo será. Seguro que la habeis buscado en el google… jajajjajajjaa

  10. 10 Torgo abril 25, 2011 a las 7:54 pm

    Conozco a algunos de los extras que intervinieron en esta película, pues parte se rodó al lado de mi pueblo. La mayoria hicieron de las bestias del pantano que portan bengalas.

    Hay que decir que el pueblo donde se rodó esa parte (Ibdes) es un pueblo de secano del centro de Aragón… Lugar ideal para rodar escenas de isla tropical.

    Siempre quedará esa mancha negra en la zona :-(


  1. 1 The thing with two heads (1972) « ¡Qué grandes son las pelis cutres! Trackback en febrero 21, 2008 a las 11:43 pm

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