La semilla del espacio (1962)

La semilla del espacio - Cartel

La semilla del espacio (The day of the triffids)
Banderas - Gran Bretaña
Año:1962
Duración: 93 min.
Género: Ciencia Ficción y Terror
Director: Steve Sekely
Actores: Howard Keel, Nicole Maurey, Janette Scott, Kieron Moore, etc.
Más datos en la IMDB

Minisinopsis: Una lluvia de meteoritos espectacular deja ciego a todo aquel que la contempla. Tras la lluvia, la Tierra despertará invadida por terribles plantas carnívoras venidas del espacio.

Si ya has visto la película, puedes seguir leyendo.

Si Batalla más allá de las estrellas narraba la lucha entre los tripulantes de una estación espacial contra unos cactus cabreados, La semilla del espacio narra la lucha entre los habitantes de La Tierra contra los cogollos de marihuana cabreados con máscaras de gas de la 2ª Guerra Mundial y siento decir que la primera estaba peor realizada, aunque era más divertida que ésta.
El húngaro Steve Sekely, que había hecho un buen puñado de películas antes, dejó de hacer películas después de ésta. Para ser justos, hizo dos más y, ¿para qué engañarse?, no es de extrañar a pesar de que la película no es del todo mala, pero deja mucho que desear sobre todo por los diálogos de teletubbie, las cosas absurdas e inexplicables, los rellenos más absurdos e inexplicables, la desgana de las interpretaciones y los meteoritos de colores.

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La semilla del espacio peca de malas actuaciones que -exceptuando quizá a Janette Scott (Karen) y a Howard Keel (Bill)- echan por tierra los intentos del director y el compositor (Ron Goodwin) de la banda sonora de crear un film cargado de tensión. A ésto hay que añadir la inclusión en el guión de la niña Susan (Janina Faye) que se carga en dos escenas -sobre todo la rabieta del caballo cuando están en «Portugal»… que no es Portugal, que es Alicante- el tema de que la humanidad está en peligro… y es que el Ministerio de Sanidad, en lugar de prohibir que se fumase en el trabajo, o además, lo que debería hacer es prohibir que se metan niños en las películas que se supone que no son para niños y así nos libraríamos de Dakota Fanning (La guerra de los mundos) y de cualquier otra criatura diabólica que perturbe la buena salud mental de la humanidad (a menos que participen en una película de M. Night Shyamalan, claro, como el caso de Haley Joel Osment en El sexto sentido, porque si vas a ver una peli de Shyamalan ya sabes que tu cerebro no volverá a ser el mismo) o bien que acabe siendo asesinado en la película en cuestión, lo cual resulta una catarsis total para cualquier persona cuerda.
Por lo demás, el director tira de recursos propios del género y de la época, como son los planos en primera persona desde los trífidos, como si la cámara estuviese situada en los ojos de la planta, muy efectistas cuando tienes delante a alguien gritando en lugar de intentando escapar de lo que se le viene encima. Por tanto, la meticulosidad de Steve Sekely en crear, a través de los planos, una tensión realista, es inversamente proporcional a la que aplica a la hora de dirigir a sus actores y así pasa lo que pasa.

La semilla del espacio - fotograma02 La semilla del espacio - fotograma01

Pero vamos con el guión, que es lo que tiene miga en esta peli amén de los efectos de los trífidos.
«Entre los seres de la naturaleza podemos encontrar ciertas plantas llamadas carnívoras o insectívoras. La Venus Atrapamoscas es una de las más conocidas. La mosca es atraída hacia la planta por un círculo dulce y queda atrapada entre los pétalos. Todavía no se ha aclarado totalmente cómo atrapan a sus víctimas (…)«. ¿Con ésto como introducción qué se puede esperar? Vamos a ver: te explicamos cómo atrapa a una mosca la Venus Atrapamoscas y luego decimos que no se sabe cómo atrapa a la mosca. Con un par de narices, sí señor.

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El tema de que las plantas sean transportadas por meteoritos es original -original porque son plantas y no masas viscosas-, pero el tema de dejar ciego a quienes ven la lluvia de los meteoritos en este caso en concreto es bochornoso. Me explico: con un tipo en la dirección que hubiese prestado atención a lo que hacían sus actores, igual hubiese sido posible aplicar el cuento y que quedase bien, pero con este director, lo de que los ciegos se paseen por una estación en la que acaba de descarrilar un tren como Pedro por su casa, sin llevar los brazos por delante y esquivando a la gente sin tocarla, o que una tía ciega baile encima de una mesa sin tirar nada de lo que hay resulta, como poco, ridículo. Aunque más ridículas resultan las escenas del barco y, sobre todo, del avión en la que todos los pasajeros que han quedado ciegos están calmados hasta que se dan cuenta de que la tripulación también está ciega y entonces se arma el caos y todos corren -no sé por qué- hacia la cabina.

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Luego vienen los diálogos tipo Teletubbie que se desarrollan en su mayor parte cuando Bill y Susan encuentran en Francia la casa de Christine Durrant (Nicole Maurey). La conversación entre Susan y Bettina (Carole Ann Ford) no tiene desperdicio por su profunda estupidez:
– Betina: «¡Pero tú puedes ver!»
– Susan: «¿Cómo lo sabes?»
– Betina: «Yo estoy averiguando muchas cosas. Con sólo tocar a la gente puedes saber cómo reacciona. Creo que puedo decirte más cosas de ti.»
– Susan: «¿Cuántos años tengo?»
– Betina: «Tienes 13»
– Susan: «Sólo 12»
– Betina: «Pero eres muy grande para tu edad»
– Susan: «Creo que sí»
– Betina: «Tienes el pelo rubio y rizado»
– Susan: «Sí»
(Es mentira, lo tiene castaño y más bien liso)
– Betina: «Y los ojos marrones»
– Susan: «Éso es»
– Betina: «Además tienes un gran sentido del humor, lo puedo saber por la encantadora sonrisa de tus labios (…) Y te voy a decir algo más: vamos a ser muy buenas amigas»
A lo absurdo de este diálogo súmesele la cara de pan que tiene Bettina, el hecho de que quien le da la réplica es una niña y el tono ñoño hasta el infinito de ambas…

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Otra gran intervención de Susan se produce cuando Bill vuelve de su encuentro con la avioneta estrellada y se encuentra que hay alguien en casa de la señora Durrant: «Unos hombres, presidiarios creo, tienen a las mujeres ahí metidas y las hacen bailar». Buena escena, sí señor. Lo lógico es que si unos presidiarios se escapan y van a dar con una casa llena de mujeres ciegas acaben poniéndolas a bailar. Uy, qué mala es la influencia de los teletubbies. Y si lo de «hacerlas bailar» fuese un eufemismo empleado por un niño para definir algo que no quiere definir, vale, pero es que es literal.

Por otro lado tenemos a la pareja de científicos recluidos en una isla: Tom (Kieron Moore) y Karen, que buscan un remedio que destruya a los trífidos mientras éstos les observan desde el exterior del faro. Y, con toda la calma del mundo -porque lo de crear tensión no va con Kieron Moore-, se produce el siguiente diálogo:
– Tom: «¿Qué está haciendo ahora?» (Se refiere al trífido que ha escapado del faro)
– Karen: «Está mirándonos como si fuésemos condenados»
– Tom: «Oh, entonces vamos a mirar éso otra vez»

Una tensión que asusta… sobre todo porque las escenas anteriores habían sido de bastante acción y cualquier persona debería estar un tanto asustada por las terribles plantas carnívoras pero, ¿para qué ponerse nervioso? Total, todo el mundo sabe que siendo una planta lo más lógico sería que quemándola se acabase con ella al instante pero, no, espera, hay que buscar una alternativa más científica… ¡Claro, agua de mar, que es altamente corrosiva -como reza el cartel de al lado de la manguera anti-incendios-! ¿Qué se puede decir ante ésto? Ehm, entre poco y nada. Casi que no digo nada y aceptamos el agua de mar como disuelve-plantas-del-espacio.

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Y tras ésto llegamos a los trífidos en si y todas sus circunstancias, que son muchas. Para hacerse una idea de lo que son los trífidos, imagínese un armazón de alambre en el que se han pegado multitud de raíces, hojas y demás formas vegetales con barro, luego se ha subido en un carrito con ruedas y se han puesto un par de operarios detrás para que muevan al bicho y sus «tentáculos». ¿Que cómo sé que hay operarios moviendo los tentáculos y que el bicho está subido a un carrito? Pues porque hay un par de escenas en las que se ven los operarios y se ve el carrito.
Para los planos en los que una parte de la planta repta, éso sí, se nota que se revistió un guante de algo parecido a lo que llevaba el armazón; en la escena en la que un trífido repta por las escaleras del faro, se nota claramente que es un tipo que lo está haciendo con la mano.

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Y para el tema de los armazones lo mejor es contemplar una de las escenas finales en la que a Bill se le ocurre la brillante idea -que nadie jamás pensaría- de quemar a los trífidos.

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Pero, para darle mayor dramatismo a las plantas venidas del espacio hay que añadir un sonido. Para hacerse una idea semejante yo diría que el sonido que emiten las plantas sería similar al que pueden hacer las tripas de un buceador con mala digestión debajo del agua.
Por lo demás, los trífidos son protagonistas, sobre todo, de tres escenas absurdas:
La primera se desarrolla cuando Karen y Tom salen del faro porque han visto a uno de ellos fuera; una vez allí no lo ven y se lo encuentran cuando vuelven a entrar. ¿Cómo es posible ésto si los trífidos se mueven más lentos que un zombie? ¿También se teletrasportan?
La segunda es cuando Bill dispara con una escopeta a uno de ellos y éste se pone a moverse como si estuviese bailando la conga. Es genial.
Y la tercera y más desesperante se produce cuando Bill y la señora Durrant salen de la casa que ha sido tomada por los presidiarios, van hacia el coche en el que estaba esperando Susan y ésta no es capaz de abrir la puerta que antes había cerrado mientras los trífidos se acercan desde el bosque creando una tensión sin igual (es una forma de decir que la escena es estúpida, claro).

En fin, que La semilla del espacio es una película que, con media hora menos de metraje (comienza a interesar a los 40 minutos) y una buena dirección de actores se podría haber convertido en todo un clásico de la serie B peeero, como se hizo como se hizo, pues se puede ver y olvidar, sin más porque tampoco es que sea una mala película. Le daría un dos y medio en interés pero viendo las películas a las que les he dado un dos, voy a tener que darle un tres.

Cutrez técnicaEstrella 4
Cutrez guion�sticaEstrella 4
Cutrez visualEstrella 3
InterésEstrella 3
PuntuaciónGlobal - 5.5

4 Respuestas to “La semilla del espacio (1962)”


  1. 1 deikakushu agosto 28, 2007 a las 5:26 pm

    Mmmh, cogollos asesinos… no puede ser mala.
    En cuanto a los niños (por si no te has fijado voy copmenando según leo, jeje) es todavía peor cuando les doblan al español, que salvo dos o tres actores de doblaje (generalmente tipos mayores que hacen de niños) son horribles.
    Ciegos, eh?… de que va esto? cogollos, tios que van ciegos y bailan encima de mesas…uyuyui
    Vamos que por lo que se ve, en cuestion de dotes interpretativas no hay «casi» diferencia entre Haley Joel Osment (que es capaz de hacer que te cagues en los pantalones o que te creas que es un robot) y la niña esta, no?
    Buena solución… agua de mar… me recuerda a Warlock (si le mata la sal, y la insulina absorve el azúcar… entonces tiene que matarle también… muy científico, si señor)
    Muy buen post, gracias por otro buen rato.
    Un abrazo

  2. 2 Pablo May 2, 2008 a las 3:03 pm

    Muy bueno el post.
    Vi esa película anoche, y es, sin duda, una de las más cutres que he visto en los últimos años.
    Pero eso sí, hubo momentos verdaderamente de risa.

  3. 4 Nacho marzo 12, 2011 a las 5:27 pm

    ¡Coño, el día de los Trífidos! Esta tiene su aquel por estar basado en una notable novela de CiFi, es más, la serie que dice caosymascaos bebe directamente de ella. Más referencias aquí:

    http://es.wikipedia.org/wiki/El_d%C3%ADa_de_los_tr%C3%ADfidos

    A mi al menos me gustó.


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