Goldy el chulo (1973)

Goldy el chulo (The mack)

Año:1973
Duración: 110 min.
Género: Drama y Acción
Director: Michael Campus
Actores: Max Julien, Don Gordon, Richard Pryor, Carol Speed, etc.
Más datos en la IMDB

Minisinopsis: Tras salir de la cárcel, Goldy, un pandillero de poca monta, decide instalarse por su cuenta haciéndose chulo.

Si ya has visto la película, puedes seguir leyendo.

A estas alturas ya está claro que hay algunas películas blaxploitation que fueron creadas más para lanzar un disco que por el hecho de hacer contar una historia. La banda sonora de ésta, en concreto, corre a cargo de Willie Hutch y, junto con Havin’ a House Party, publicado en 1977 por el sello -como no- Motown, constituyen sus dos mejores trabajos.  Quizá incluso éste sea mejor ejemplo de estas presentaciones discográficas de lo que ya se ve con Super Fly cuyo guión tiene más miga que el de esta película.

Sin embargo, ésta cuenta con algo que no tenía Super Fly: un reparto un poco más cuidado que cuenta con Richard Pryor (Slim), Don Gordon (Hank) o el sempiterno George Murdock (Fatman). Teniendo en cuenta que el guión de la película se iba reescribiendo mientras se filmaba y que muchas de las escenas estaban prácticamente improvisadas, de no haber contado con actores que supiesen donde estaban la película sería impresentable.

Ya metidos en harina, hay dos cosas que observar: La primera es que, aunque Max Julien (Goldie) tuviese escasa o nula experiencia en el cine, se desenvuelve bien. Su problema deriva de su físico, y es que tiene cara de ser demasiado bueno y ésto va bien para la dualidad que se llevan en todas las pelis blaxploitation, pero por otra parte es como ver a Manolo Escobar haciendo de Makinavaja. Oiga, no, cada cual a su sitio. Joselito haciendo de Bad Motherfucker, pues como que no… aunque bien pensado, tendría su punto.
El otro asunto destacable en el tema de los actores es el parecido razonable entre Dick Anthony William y Laurence Fishburne. Véase:

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Como he mencionado, el guión de la película fue mitad escrito, mitad improvisado. El resultado de ésto no es malo ni bueno sino todo lo contrario. Por un lado añade naturalidad a ciertos diálogos, pero por otro, se carga de todos y cada uno de los topicazos del Blaxploitation. Cualquiera que haya visto cinco películas del género sabrá de qué hablo, pero por si acaso, el arquetipo es la historia de un tipo negro y malo con buena conciencia al que le hostigan los blancos, agentes de la ley y el orden, que son peores que él cuando se supone que deberían de ser mejores.
En esta peli en concreto éso se traduce en un gangster de poca monta que sale de la cárcel y se le ocurre montarse un negocio de automecenazgo de y con señoritas de moral distraída (un chuloputas, que se llama de toda la vida). A éste le persiguen dos policías blancos que son más malos que un dolor de muelas y que lo que quieren en realidad es que trabaje para ellos para completar su pensión -ya se sabe que en los EEUU de los 70 la policía también tenía la moral bastante distraída-, pero también le persigue su antiguo jefe, Fatman, que también es blanco -casualidades de la vida- y al que no le parece ni medio bien que Goldie trabaje por su cuenta. Si le añadimos el elemento humano de Goldie -adora a su madre y reparte dinero entre los Boyz in the hood (los chicos del barrio) siempre que no falten al colegio- para que no parezca tan malvado, un mítin político en plan Black Power, un predicador haciendo tres cuartos de lo mismo, abrigos de pieles, sombreros con plumas, bastones y venganza, mucha venganza, y enlazamos de cualquier modo esas cosas, ya tenemos una peli al más puro estilo blaxploitation donde poco importa el resto.

Pero a pesar de tanto topicazo hay unas cuantas cosas en el guión que merecen la atención de cualquiera y el visionado de la película entera:

Cuando Goldie decide ser un chulo lo exterioriza con las siguientes palabras (al loro): «Voy a ser el chulo más malo que exista. ¡Van a hablar de Goldie como hablan de Jesús! -ojo con la comparación, que no tiene pérdida- ¡Amén! ¡Van a tener que reescribir el libro de cómo ser chulo, porque voy a ser el nuevo rey! Voy a ser tan frío, nena, que van a tener que cambiar el nombre del juego. Y voy a conseguir a las zorras más calientes que pueda con un barco lleno de dinero. Entonces voy a tener los mejores vinos y un gran coche y voy a volver todo del revés«. Quien dice ésto se supone que debería de ser mejor que los policías puñeteros para despertar las simpatías del público… pero es que en el blaxploitation, en realidad, no hay buenos ni malos y ése es uno de los puntazos habituales del (sub) género: que los buenos acaban muertos o hechos polvo y los malos se matan entre ellos, con lo que nadie gana y el espectador se recrea.

Una frase con miga en la película es la que pronuncia Lulu (Carol Speed) en la obscena secuencia de la Fiesta del chulo con su barbacoa de chulos y su partido de béisbol entre chulos: «Hoy es fiesta y nadie se acuesta conmigo hoy«. Tiene miga porque, para la mayoría de los mortales suele ser al revés…

Y luego hay tres escenas realmente surrealistas:
La primera es aquella en la que un tipo gordo y enorme -blanco, por supuesto- se intenta bañar en una bañera de 1 metro de largo, con lo que se desparrama por todas partes cual cachalote en cubo de agua. Me recuerda a mi -que mido 1’86- la última vez que me intenté bañar en casa -cuya bañera medirá 1 metro y poco. A mi se me salían las dos piernas y acabé desistiendo, pero es que al tipo de la peli se le salen las piernas por delante y las grasas por los lados.

La escena del planetario es aplicar el principio del hipnosapo de Futurama a la relación entre un chulo y sus golfas. Puro control mental a través de los planetas y las estrellas, oiga, una de las escenas más originales y a la vez desternillantes que he visto en mi vida. Ya sé por qué no recuerdo haber estado nunca en el planetario de Barcelona… y éso teniendo en cuenta que todos los años, en el colegio, nos llevaban de excursión al planetario de Barcelona… estaban experimentando con nosotros, fijo, querían que fuésemos sus golfas.

Y, por terminar con el guión, lo de colar una escena en la que un tipo negro, de 2 metros, con túnica y descalzo, se presenta en una comisaría y su diálogo es pá mear y no echar gota. Léase aquí el diálogo que mantiene con el poli y que no viene a cuento con nada de lo que sucede en la peli:
– Policía: «Bien, ¿cómo se llama?»
– Jesucristo:  «Jesucristo»
– Policía: «Jesu… ¿Dirección?»
– Jesucristo: «Jerusalem»
– Policía: «Jerusalem… ¿Y de qué trabaja?»
– Jesucrito: «Carpintero»
– Policía: «Carpintero… Muy bien, ¿qué podemos hacer por ti?»
– Jesucristo: «Bien, para empezar, ¿qué tal un cuarto de dólar para una taza de café?»

Pese a tener un guión bastante malote y cargado de tópicos y un director no muy ducho, Goldie el chulo se puede ver sin problemas, como casi cualquier película del género. Además, como todo el mundo sabrá, ésta es una de las películas fetiche de Quentin Tarantino -algo que a mi no me dice mucho, porque prefiero mil veces a Sam Peckimpah en el capítulo de violencia indiscriminada y personajes con verdadera personalidad- y revisar las películas que influencian a un director/guionista le hacen entender mejor el por qué de ciertas cosas. Aunque sólo sea por mera anécdota, esta peli es mencionada en Amor a quemarropa (Tony Scott, pero con guión de Tarantino, 1993), cuando Christian Slater le dice a Gary Oldman aquello de «Ese sobre es para pagar mi tranquilidad. Mi tranquilidad vale éso, ni un centavo más«. Y el sobre, claro, está vacío. Gary Oldman está viendo Goldie el chulo en su televisión cuando éso sucede y, obviamente, interpreta a un chulo que, para más datos, es blanco y se crée negro.