La montaña del dios caníbal (1978)

La montaña del dios caníbal (La montagna del dio cannibale)
Banderas - Italia
Año:
1978
Duración: 103 min.
Género: Aventuras y Terror
Director: Sergio Martino
Actores: Ursula Andress, Stacy Keach, Claudio Cassinelli, Antonio Marsina, etc.
Más datos en la IMDB

Minisinopsis: Una mujer y su hermano viajan hasta Nueva Guinea para buscar al desaparecido marido de ésta.

Si ya has visto la película, puedes seguir leyendo.

Que quede claro desde el principio, esta cosa fue filmada como pretexto para enseñar la anatomía de Ursula Andress y para montar una escena realmente desconcertante de un nativo salvaje folgando desesperadamente con un cochino jabalín del tamaño de una vaca que ni se inmuta. ¿Queda claro, no? Ala pues.
Los italianos, que cuentan con uno de los mejores géneros que se le ha dado a la Historia del Cine (el neo-realismo, claro) y otro de los más entretenidos (el spaghetti western), a veces se daban con un ladrillo en la cabeza y se les ocurrían unas cosas de lo más demenciales. Un buen ejemplo de esos «géneros» italianos son las películas de canibalismo y violencia sin complejos. El principal problema de los géneros de moda no es que Carla Bruni se presente en tu casa para intentar venderte su disco, sino que se produce un montón de películas basura y, de entre doscientos títulos tienes que rebuscar mucho para encontrar una buena. De la cuerda caníbal me viene a la memoria la estupenda -aunque falta de medios en general- Holocausto caníbal (Ruggero Deodato, 1980), que demuestra una intención bastante madura de lo que hay que hacer cuando quieres escandalizar, hacer vomitar y además crear un producto entretenido; y de la cuerda violencia sin complejos recuerdo la maravillosa (para la época en la que la vi, que sería el 90 o así… vamos, con 12 años) Este perro mundo (Paolo Cavara, Gualtiero Jacopetti y Franco Prosperi, 1962) con el aliciente, además, de que era un documental que presentaba hechos reales. De esta última se produjeron 3 entregas más, en 1963, 1986 y 1988. Ambas películas –Holocausto caníbal y Mondo cane– lograron hacer que el público reaccionase como se quería; de hecho, Ruggero Deodato tuvo bastantes problemas con la justicia tras estrenar su peli porque las escenas gore están muy logradas.
Pero volvamos al producto que nos ocupa. Como se habrá podido imaginar, cuando se ensalzan otras películas del género quiere decirse que la que se trata es insalzable (si se puede decir tal palabro). Y, en efecto, La montaña del dios caníbal es un mero producto de estantería de videoclub de barrio que aún tiene su repertorio en VHS o incluso en Beta (beta a cascarla). El director es mediocre y los actores son mediocres, pero bueno, ésto da lo mismo, porque lo que importa es enseñar las mamellas puntiagudas de la Andress (Susan Stevenson) y mostrar una escena de zoofilia.
Ahora bien, hay algo que destacar por encima de toda esta mediocridad que rodea a la peli, y es la música de los hermanitos De Angelis y su Casiotone con las pilas a medio agotar. ¿Sabéis cómo sonaba un walkman cuando se le estaban acabando las pilas, no? (ay, qué viejos nos hacemos), pues más o menos ésa es la sensación musical que se nos presenta. La música de una peli porno tiene más coherencia que la de ésta, lo juro (por Snoopy, osea).
Y también el montaje. El mejor ejemplo es que toda escena de tensión que implica terceras partes (animales o cosas) está montada en plan: Hay una cosa o animal a diez metros del actor, pero vamos a intentar hacer creer que están junticos. El resultado es que es demasiado obvio que han hecho un corta-pega-colorea porque encima se les cuelan planos en los que se ve la distancia real entre las cosas, lo que lo vuelve irrisorio (o risotto, no sé).

Las películas cuyo director se atreve a escribir el guión suelen acabar mal (salvo casos famosos, por supuesto)… tan mal que ni logran estar en las estanterías de Cine de Autor de los grandes almacenes yonosoytonto pese a los grandes esfuerzos de sus empleados por mantener una coherencia totalmente incoherente. Sergio Martino, el director, es también Sergio Martino, el guionista (ayudado por Cesare Frugoni) y su cine de autor es más forzado que el rebajón de la FNAC (En Dvds, Antes: 120€ y ¡ahora: 119.99€!), de tal modo que no he visto tanta intención de crear escenas de peligro en una película obteniendo menos resultados, así que los actores -mediocres, recuerdo- deben desgañitarse -pero no lo hacen- para intentar sacar algo de semejante guión.

Y, ciertamente, la línea argumental no está mal planteada, pero la definición de la misma es la que acaba matándolo todo. Veamos ejemplos:

Media película son escenas de animales matando a animales. Por recordar algunas: Un cocodrilo atacando a una tortuga, otro comiéndose a un lagarto, un lagarto comiéndose a una serpiente, una serpiente a un mono, otra a una rapaz, etc. Hay tantas escenas de animalicos que tienes que comprobar si el canal no te ha saltado al del National Geographic. Si se quitasen dichas escenas, en lugar de durar 103 minutos, la peli se quedaría en 60.
Con tanto animal, es obvio que alguno ataque a los protagonistas. Podemos ver una loca escena con una tarántula, otra con una cobra, otra con una constrictor, un cocodrilo comiéndosele el brazo a un nativo y la del caníbal atacando por detrás al cerdo.


(Oh, no, mi gemelo maligno se ha atrevido a poner la imágen del cerdo)

Lo de la forma de hablar de Edward (Stacy Keach) en el idioma de los nativos merece capítulo aparte. Cada vez que les dice algo dice sólo una palabra o dos y, como mucho, repite la primera, de tal modo que, antes de que abra la boca ya dan ganas de escupirle a ver si le cae dentro y se atraganta. Casi siempre acaba por llamar a una tal Mari porque no hace sino decir «mari batán«, «mari mari«. Las expresiones que más me gustan son «bala pikitán«, que suena muy Chimo Bayo, y «marsuda patoli» porque, con el calor que hace en la jungla, no me extraña que le sude el patoli y lo que no es el patoli. Pero todo el misterio de las expresiones nativas queda resuelto cuando nos cuentan que «Rarami» significa «la montaña del dios caníbal«, entonces se entiende que cuando dicen «mari batán«, probablemente estén diciendo «mira, Mari, o coges los bártulos y nos guías por la jungla o te dejo con el tipo aquél que se estaba beneficiando del cerdo«. Lenguaje ahorrativo, que se llama.
Siguiendo con el lenguaje, en el doblaje español se hace una referencia a un «contador géiser» (literal, oiga, que lo repiten varias veces). Ésto es delirante. Supongo que no habrán contado ni uno, porque no aparece ningún géiser en la jungla. Habría que saber si ésto es un fallo de la versión en castellano o en la italiana también lo decían porque tiene tela. Obviamente, lo que quieren decir es «geiger».
La elección del nombre de la tribu caníbal tampoco es algo muy acertado. La tribu de los Pucca, dicen, que suena a la de los Brady (seguro que, con tanto hijo, eran del Opus Dei). Pero si Pucca es un moñaco surcoreano, creo, y para nada caníbal, ¿cómo esperan que nos asustemos en lugar de desear hacernos gafapastas tras una sesión intensiva de sus dibujos animados?.
En el grupo de las cosas forzadas se encuentra el característico acto de dejar que alguien se quede solo para ser atacado o provocar una secuencia estúpida. Por ejemplo:
– Uno de los porteadores -que ya no portaba nada porque se había caído todo en el río- se escapa y Arthur (Antonio Marsina) y Edward van corriendo tras él dejando a Susan atrás, sola, para que pueda ser cómodamente atacada por un caníbal.
– Durante una juerga en un poblado -en la que unos tipos con sombreros de paja bailan agitando antorchas, lo cual no me parece una buena idea-, Arthur se queda casualmente dormido en su choza propiciando una escena de sexo y otra de violencia chorras con mamellas indígenas e indignación generalizada y drogas de por medio. El caso es que, con la juerga que hay fuera, dudo mucho que alguien se pudiese quedar dormido.
– Cuando llegan a la montaña, Arthur también se queda apartado porque «casualmente» -todo es casual, claro-, está muy cansado. Y nadie se cuestiona nada… curioso. Lo cierto es que aquí tiene sus motivos, pero tiene gracia que lo dejen atrás sin rechistar. Arthur es el típico personaje tocanarices de obligada aparición en las películas con intención de crear tensión, sobre todo en las de zombies.

El enano caníbal. Digo bien, enano, no persona bajita, porque, amén de parecerme una soberana estupidez y no un eufemismo -según el DRAE: «Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante«-, la condición se llama enanismo y no «personabajinismo«, lo cual implicaría, probablemente, que tal persona tuviese forma de vagina y yo tengo un pariente con enanismo y no tiene tal forma, sólo es más baja de lo normal… y digo sólo es más baja de lo normal porque intelectualmente es superior a la media. Bien, pues el enano caníbal que se incluye en la película tiene un par de escenas absurdas a más no poder. Para empezar, le intenta dar de comer un lagarto de plástico que ha sacado de un caldero con agua verdosa y culebras vivas a Arthur y luego, tras ir a enredarle durante la noche clavándole una especie de punzón, propicia su escapada tras abrirse el cráneo contra una roca. El tema es que no entiendo muy bien el sentido de incluir a este personaje en la película porque, si es por hacerla más bizarra, me voy a tener que cagar en los muertos de alguien (uy, qué grosero) por pensar que una persona con dicha condición puede darle un toque bizarro a una cinta.

Y, por acabar con el guión, veamos cuatro cosas sueltas:
– La escena de Menkel (Claudio Cassinelli), que en la versión italiana se llamaba Manolo, intentando comerse un cangrejo sin quitarle el caparazón ha sido denunciada por la Asociación Profesional de Dentistas Españoles (pongo el enlace por si necesitáis un implante o gastaros la paga extra).
– La expresión de Sara «Podemos vender esta mina a cualquiera de las grandes potencias«, teniendo en cuenta que la mina no es suya, sino que sólo la han encontrado, es de un absurdo que tira para atrás todo el guión -y no desvelo más del por qué-.
– Cuando Susan y Menkel escapan y llegan al río, éste suelta una frase muy enfática que congela el alma: «¡Espera, fíjate, aquello parece un tronco!». Joeeer… igual fue la única de ese estilo que dejaron en el montaje final y la peli estaba llena de expresiones tales como: «¡Cuidado, una hoja!», «¡Al suelo, es una piedra!» o la más llamativa: «¡Por Dios, vamos a volvernos locos! ¡estamos pisando el suelo, sobre nosotros hay cielo y nos rodea la jungla!».
– Y por supuesto un par de escenas eróticas: Aquella en la que aparece la del cerdo junto con otra en la que dos nativos se rozan haciendo el perrito con nula credibilidad -más parece que se han quedado enganchados a una batería de coche- y otra nativa hace como que se masturba mientras enseña la depilación brasileña que se acaba de hacer -que una es caníbal, pero muy cuca porque es de la tribu Pucca-. Y la escena en la que Susan, completamente desnuda, es untada de barro por todo el cuerpo por dos nativas buenorras también desnudas mientras ésta piensa algo así como «¡Ay, qué gustico!«.

Visualmente la peli se centra en lo poblada que está la jungla, los efectos gore y los caníbales.
Lo de los animalicos de la jungla ya lo he venido comentando, pero lo que no he comentado es la cantidad de veces que se usa o mata un animal para rodar una escena de relleno en la película. El lagarto al que abren las tripas y posteriormente hacen como que devoran es el mejor ejemplo, pero también el ave rapaz que es sujetado al suelo para que se pelée con una serpiente -y sea finalmente derrotado por ésta- y la multitud de serpientes que son despellejadas por los dientes de los secundarios. El que lea el blog regularmente ya sabe lo que pienso sobre matar o pegarles cosas a animales para rodar una escena, así que no me repito y sólo diré «panda de malnacidos».

La puesta en escena de los caníbales se basa en sacar a unos nativos semidesnudos con perversas máscaras de cartón piedra y crema blanqueante -vaaale, es ceniza o barro- por todo el cuerpo, cosa que se puede ver en cualquier playa española en verano dirigiendo la vista a los abuelos ingleses y alemanes que las pueblan.
Las escenas de gore, que es de lo que va todo ésto aunque no lo parezca por las dos excusas principales de la peli, están bastante conseguidas: decapitaciones, aperturas de pechos, cortes de miembros, cortes de otros miembros más vitales que los anteriores (aunque si se para la película se nota que es una tía con un rabo y unos testículos adjuntos, como en los correos electrónicos) y cosas varias. Lo gracioso es cuando abren en canal al fallecido Arthur y empiezan a sacar carne picada -supongo que harán albóndigas- del interior. Pero en general está bastante aceptable.
Salvando estas tres cosas, nos encontramos con otras menos protagonistas pero igualmente sorprendentes:
Susan va por la selva con unas botas de montar y tacones de 10cm como si nada. Supongo que cuando llegue a casa se pondrá botas de montaña y que para hacer alpinismo se pondrá chancletas.
– Los caníbales van con taparrabos y apenas tienen utensilios salvo sus rústicas armas, las máscaras y una especie de paneles hechos de cañas entrelazadas. Sin embargo, tras capturar a Susan y hacerle el frotamiento con barro, la visten con un traje que hubiese necesitado de, al menos, un telar. El caldero de hierro o lo que sea también hubiese necesitado de algún tipo de forja. Digo yo que, si son capaces de hacer esas cosas y prefieren ir con taparrabos, deberían exhibir algún tipo de pegatina en plan «orgullo rústico», como algunos pedantes estudiantes de Arte exhiben chapas con un «Soy artista». Si eres idiota, debes enorgullecerte o lo serás más todavía.
– El muñeco de Henry Stevenson con el contador «géiser» incrustado en el pecho y esa estética de figura de cera requemada sólo puede provocar hilaridad.

Está claro que La montaña del dios caníbal surge de la necesidad económica de la industria italiana y su atractivo reside en enseñar a Ursula Andress en pelota picada y mostrar lo salvajes que pueden llegar a ser los caníbales. Lo primero importa poco porque la Andress se despelotaba en casi todas sus películas y lo segundo se consigue a medias; de cualquier forma, si algo había en esta película queda deshecho por la mala acción del director, la música, el montaje y por un guión que llega a ser de lo más previsible, absurdo y a veces aburrido.

Cutrez técnicaEstrella 5
Cutrez guion�sticaEstrella 5
Cutrez visualEstrella 4
InterésEstrella 2
PuntuaciónGlobal - 3.5

15 Respuestas to “La montaña del dios caníbal (1978)”


  1. 1 epinefrinamán julio 20, 2008 a las 11:58 pm

    Nada que decir. A descargar y pajear!!!

  2. 3 Milgrom julio 21, 2008 a las 1:51 pm

    Yo me la bajé pa verle las perillas a la Andress, y porque pensaba, que si salía la pájara ésta, la peli al menos tendría algo de sentido. Pero el puto Martino me robó 1 hora y media de mi vida.

  3. 4 Tio Marvin julio 25, 2008 a las 11:08 pm

    Pues se me ha adelantado usted, el otro día la ví y también la quería comentar, la escena del cerdo es para quitar el hipo. Sólo un apunte: que -SPOILER-la muerte del Stacy Keach también es super ridícula y si al principio quieren pegarle al tocacohone de Arthur por provocarla, al rato se olvidan completamente y tan amigos-SPOILER-. Un saludo.

  4. 5 Jorge julio 25, 2008 a las 11:55 pm

    Hombre, Tio Marvin, cuánto tiempo.
    Pues hazla, hazla, que siempre es bueno saber qué piensan los demás.
    Salud!

  5. 6 Wannabegafapasta agosto 12, 2008 a las 8:11 pm

    Siempre recordaré esta película porque, la única vez que la vi, la emitía la Primera (de aquella se llamaba «TVE1») de Televisión Española… ¡a las 4 de la tarde! Se ve que algún mendrugo pensó que era una copia barata de Indiana Jones (como las de Quatermain de la Cannon) y la emitieron a una hora en la que estaban padres e hijos viendo plácidamente la tele… y claro, ven lo que ven: caníbales, bichos destripados a lo vivo, castraciones… Huelga decir que cientos de madres pidieron la cabeza del programador en una bandeja.

  6. 7 Jorge agosto 13, 2008 a las 9:37 am

    Juas, qué bueno, no conocía esa anécdota sobre la programación de la peli en TVE. Impagable, gracias, Wannabegafapasta.

  7. 8 Paul May 15, 2009 a las 3:35 pm

    hola, donde puedo bajar la pelicula La montaña del dios caníbal (1978. gracias por la ayuda

  8. 10 Calavera_chile May 9, 2011 a las 7:50 am

    me encanto tu comentario… baje la pelicula para castigarme yo mismo jajaja un saludo gigante desde arica chile y obviamente esperare a ver esas pechugas de la ursula !!!

  9. 11 denis viera febrero 4, 2014 a las 1:07 pm

    Jajaja me he reido mucho con tu critica! =) pero quiero aclarar algo: lo que tiene en el pecho el cadaver es un Contador «geiger», se usan para detectar particulas o medir la radioactividad… solo queria aportar algo, de todos modos no me gusto la pelicula jaja

  10. 12 anonymus marzo 29, 2014 a las 6:32 pm

    La vi los primeros 10 minutos y cuando vi de que iba la quite. A mi no me gusta ver sangre siempre me a impresionado, de ahí mi rechazo a las películas de terror o cualquier cosa que tenga ver con eso…. El remate fue ese argumento mediocre para usar como excusa barata para poner frente a la cámara a una mujer completamente desnuda y con películas como estas aborreces el desnudo, el sexo y lo que le sigue.
    No entiendo y jamas entenderé como es posible que estas películas puedan considerarse buenas o gustar a alguien, supongo que también habrá gente que pensara que yo soy aburrida pero esto para mi no es arte y mucho menos actuación.
    No me extenderé en explicar por donde van mis gustos porque creo que eso carece de importancia, simplemente quería remarcar que no vi la película cuando vi de que iba. Espero haber aprendido de lección en lo que se refiere a películas a leer el argumento antes de ponerme una película, así no me llevaré más tarde sorpresas desagradables.


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